Un piso en propiedad se convirtió a partir del desarrollismo de los años 60 del siglo XX en la gran aspiración de las clases medias de este país. una generación entera había crecido en la penuria de la posguerra, así que el poder acceder a una vivienda en propiedad daba una garantía de estabilidad y de refugio para tiempos venideros.
Esta generación no quería volver a ser zarandeada por los acontecimientos que vinieran más adelante, y la propiedad del piso se convierte de esta manera en un referente de prosperidad y seguridad. Además la compra de un piso en propiedad se convierte en una forma de ahorro.
El nuevo propietario accede a ese ideal de clase media, y ese ahorro le servirá de garantía a un futuro incierto. Y en el mejor de los casos si ese ahorro no hay que utilizarlo, es decir, no es necesario con su venta hacer frente a algún gran imprevisto, esa vivienda se convierte en la herencia que transmitir a sus hijos; consiguiendo de esta forma ese ideal de la clase media de poder decir que nuestros hijos vivirán mejor que sus padres, entre otras cosas gracias a esa renta que les hemos podido transmitir.
En estos momentos de turbulencias económicas en los mercados no estaría de más recordar el valor refugio que es la la compra de un piso. La inversión en bolsa, otrora reservada para grandes financieros, se ha convertido hoy en un referente más de la clase media a la hora de invertir. Son muchos los hijos de aquellos nuevos propietarios de pisos de los años 60 que se han convertido hoy en inversores de la bolsa, y con la paradoja que muchos de ellos no tienen piso en propiedad. En el artículo que publiqué, titulado «incremento de precios» el día 15 de enero de este año , ya comparaba la rentabilidad de la compra de un piso con la rentabilidad en bolsa, dando como resultado que la rentabilidad media de una vivienda comprada hace 25 años y vendida ahora sería del 8,5%, y ello teniendo en cuenta la bajada de entorno a un 30% del precio de las mismas en los últimos tres años.
Pero esta comparación con la inversión en bolsa es insultante. Si se compara la inversión en bolsa, es difícil encontrar algún activo con esa revalorización, y lo que es aún peor, después de 25 años algunas de las empresas cotizadas en bolsa han desaparecido con la consiguiente pérdida de valor para sus accionistas.
Si además, aunque de forma transitoria, el IVA baja al 4% el precio final baja con lo que la rentabiliad de la compra de vivienda aumenta. Buen momento por tanto para aprovecharse con las oportunidaes que existen en el mercado.
Por todo ello creo que debemos aprender de nuestros padres, aquella generación del 60, que en el fondo no lo hizo tan mal, generó seguridad y prosperidad.
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